domingo, 2 de julio de 2017

Escapada otoñal a Asturias: Reserva integral de Muniellos, Degaña, Somiedo y mucho más


Hace ya unos meses de nuestra escapada express en furgo a Asturias, pero no podía quedar sin publicar esta visita a uno de los rincones más bonitos de nuestra geografía. Cierto es que somos unos enamorados de Asturias y su paraíso natural pero en este caso la calificación es totalmente objetiva.



El protagonista de la escapada y que ocupó el primero de los 3 días que pasamos por allí en octubre fue la Reserva natural integral de Muniellos, el mayor robledal de España y uno de los mejores conservados de Europa, ubicado dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Por su gran valor natural ha sido el objetivo de multitud de programas de televisión como Volando voy con Jesús Calleja, o Mochileros con Camilo Sousa.

Al tratarse de un robledal una de las mejores épocas para visitarlo es el otoño por la explosión de color de su hojas, pero el acceso está limitado a 20 personas al día por ser una Reserva integral por lo que conviene reservar con antelación, en especial para ir en fines de semana y festivos. Aunque el acceso es gratuito sólo se puede hacer una solicitud por persona y año y se debe confirmar la reserva entre 23 y 15 días antes de la visita, de lo contrario queda anulada. Las solicitudes de cada año se inician el 15 de diciembre del año anterior, por si se tiene mucho interés en una fecha concreta.




El único acceso a la Reserva es a través de Tablizas, donde hay un centro de recepción de visitantes y aparcamiento para dejar los coches. Allí se llega cogiendo un desvío que hay en la carretera AS-211 al poco de pasar la localidad de Moal.

El horario de visitas varía según la época del año y se puede consultar en su página web, pero si se va a llegar más tarde de las 10 de la mañana hay que avisar para evitar que el permiso quede anulado. Además no hay bar ni tienda ni fuente en la Reserva, por lo que se debe ir provisto de agua y comida para el tiempo que se le vaya a dedicar.





Una vez allí, hay que entregar la documentación de la reserva en el Centro de recepción de visitantes, también conocido como Casa del Guarda, donde nos dan una breve charla sobre la zona y las posibilidades que tenemos para visitarla.







La más habitual es la de Fuenculebrera, ruta circular de 20 km y unos 600 m de desnivel para la que hay que tener en cuenta las condiciones físicas de cada uno y el tiempo del que se dispone, ya que fuera del verano el horario de apertura es más reducido y hay que darse prisa para estar de vuelta a la hora señalada en el centro de Tablizas.




Si se opta por una versión más sencilla está la Ruta del Río, que consiste en ir remontando el río Tablizas o Muniellos hasta donde queramos llegar, con un desnivel asequible que permite ganar altura poco a poco.





Pese a que el día amaneció cubierto y lloviendo a ratos nosotros optamos por la ruta circular, ya que queríamos disfrutar de la Reserva al máximo (track aquí).





La primera parte del recorrido si se realiza en sentido contrario a las agujas del reloj se hace por un camino estrecho en buen estado y sin pérdida que va cogiendo altura por la parte norte del valle.




Los árboles y las rocas están cubiertos de líquenes y musgos, lo que da idea de la calidad del aire existente en la Reserva.


En nuestro caso como fuimos en otoño el horario de apertura es algo más reducido (9 a 18 horas), por lo que tuvimos que hacer la ruta sin parar demasiado para poder completarla a tiempo. Aún así era imposible no detenerse a hacer cientos de fotos, ya que a pesar de que el día estaba lluvioso, las nubes enganchándose en las laderas y las gotas de lluvia en las hojas nos atraían tanto o más que un día despejado.



En cualquiera de las dos rutas posibles se puede alargar el recorrido subiendo hasta las Lagunas una vez llegado al cruce señalizado.



La primera de ellas, la Laguna de la Isla, está a unos 30 minutos del desvío y a ella se llega por un sendero en buen estado superando un desnivel de unos 70 metros.



Aunque íbamos algo justos de tiempo no quisimos perdérnosla y la verdad es que fue un acierto ya que es un lugar increíble y de una tranquilidad abrumadora, tan sólo rota por algún otro grupo de turistas como nosotros.




Aprovechamos para picar algo rápidamente y hacer las fotos de rigor que podrían haberse prolongado durante horas.




Nosotros no pudimos subir al resto de lagunas por falta de tiempo pero seguramente merecerán mucho la pena viendo la primera de ellas. Además el ganar unos metros extra nos permite disfrutar de vistas sobre el valle que durante el resto de la ruta no abundan por ir la mayor parte del recorrido entre árboles.


La Reserva de Muniellos ocupa una extensión de 2.695 ha con altitudes comprendidas entre los 680 metros de Tablizas y los 1.500 metros de la sierra que cierra el valle por el suroeste.



Encontramos además algunas formaciones curiosas como este promontorio con puerta de acceso a su interior del que desconocemos su utilidad.




Con algo de prisa para poder llegar a tiempo al centro de recepción antes de las seis recorrimos el último tramo del recorrido, que coincide con la opción de ruta corta, la Ruta del Río, que avanza junto al río Muniellos.





Pese a llevar todo el día en el bosque no dejábamos de asombrarnos con lo que nos rodeaba: helechos, robles y multitud de setas típicas de la época en la que nos encontrábamos. Sin embargo ya sabemos que aunque algunas de ellas tengan un aspecto inofensivo no hay que tocarlas ya que pueden ser tóxicas como la amanita muscaria. Además al estar en una reserva natural integral se debe interferir lo mínimo en el entorno, flora y fauna.




Quitando la primera parte desde el cruce que es algo más empinada el resto de esta ruta del río es bastante llevadera y el desnivel es bastante progresivo, todo el tiempo por el bosque junto al cauce del agua.




Encontramos varios ejemplos de roble albar espectaculares, que invitan a mirarlos detenidamente y a reflexionar sobre el papel fundamental de los bosques en nuestro planeta.

Y sin quererlo nos llevamos también otras sorpresas como una ardilla llevando a otra entre sus garras, no sabemos con qué intención...



Por desgracia, quitando unas cuantas babosas y el canto de varias aves, no vimos ningún animal más, pese a que esta zona es hogar de multitud de ellos como osos pardos, lobos, corzos, rebecos o el cada vez más escaso urogallo.




Además de robles durante el recorrido encontramos hayas, acebos, tejos o abedules y en las partes bajas cerca del río, sauces, avellanos y fresnos. En el siglo XVIII en Muniellos, como en otras zonas boscosas de la península, se extendieron las talas de madera por orden del rey para usarse en la construcción de navíos, algo que ya había ocurrido siglos atrás para la fabricación de la Armada Invencible.





Por desgracia la explotación forestal continuó durante décadas. De hecho la Casa del Guarda de Tablizas y otros edificios próximos fueron construidos en 1903 por la Sociedad Bosna Asturiana explotadora de los recursos de la zona.




Las talas realizadas por la empresa Muniellos S.A. durante el siglo XX fueron de tal alcance que en 1964 el Patrimonio Forestal del Estado propuso un plan de repoblación, vestigios del cual aún pueden verse algunas zonas de pino gallego y silvestre.

Afortunadamente en 1973 cesó la explotación y el territorio fue adquirido por el ICONA, declarándose en 1982 Reserva Biológica Nacional y en el año 2000 Reserva de la Biosfera por la UNESCO.




Durante esta parte del recorrido cruzamos el río en varias ocasiones con la ayuda de puentes de madera habilitados para ello y disfrutando de los numerosos saltos y cascaditas que va formando el agua a su paso. 







Por desgracia se echaban en falta el trípode y sobre todo más horas para inmortalizar cada rincón de este bosque espectacular.



A nuestro paso seguimos comprobando como el musgo cubre todo tipo de superficies, desde pedreras hasta troncos enteros, más en esta zona con tanta humedad por la presencia del río.



Si no se dispone de mucho tiempo o no se quiere hacer la vuelta completa, sólo esta parte del recorrido es 100 % recomendable, de hecho para amantes de los bosques y los ríos como nosotros es la más espectacular.





Al tratarse de una Reserva natural integral no está permitido salirse de los caminos habilitados, y de hecho en algunos puntos encontramos carteles prohibiendo el paso.



Con el tiempo encima hacemos las últimas fotos con ganas de mucho más y pensando en volver pronto y conocer la zona en todas las épocas del año.



El último tramo del recorrido es un sendero accesible adaptado para personas con movilidad reducida y que incluye paneles informativos en braille.




Pasados un par de minutos de las seis de la tarde llegamos al centro de Tablizas, donde la guarda nos espera como agua de mayo para terminar su jornada y se queja de que aún quedan grupos por llegar pese a lo que se nos insiste por la mañana en ser puntuales con el regreso. No podemos sino reconocer que no le falta razón cuando nos comenta que el día anterior tuvo que esperar a un grupo durante más de una hora y es que la gente muy a menudo nos volvemos egoístas y olvidamos la repercusión que tiene lo que hacemos en los demás.

Saliendo ya de la reserva encontramos el Cortín de Cadenas, un recinto circular diseñado para impedir el acceso al oso y en cuyo interior se sitúan las colmenas en filas sobre escalones de piedra. El muro de piedra seca tiene entre 2 y 3 metros de altura y está rematado con losas de pizarra y otro pequeño tramo de muro. En muchos casos estos cortines no tienen puerta y hay que acceder con ayuda de una escalera, o si la tienen es muy pequeña o está elevada.





Tanto la noche anterior como la del día de la ruta por Muniellos las pasamos en un aparcamiento a las afueras de Moal, un furgoperfecto que habíamos localizado en nuestro mapa Furgovw de confianza y donde estuvimos muy tranquilos. Como el tiempo no acompañaba y estábamos algo cansados esa noche nos acercamos a cenar a Cangas del Narcea un rico y económico menú en el Hotel El Molinón.



Nuestro segundo día de escapada lo dedicamos básicamente a turismo y a descubrir en coche los conceyos de Cangas del Narcea, Ibias y Degaña. Para ello cogimos la carretera AS-348 que el día anterior nos había acercado hasta la entrada de Muniellos y la seguimos hasta donde se junta con la AS-212.


Justo antes de llegar al pueblo de Cecos, encontramos un área de descanso junto al río Ibias con un hórreo teitao que llama nuestra atención. Con esta cubierta vegetal se cubrían antiguamente las viviendas de la zona, algo que está desapareciendo y quedan ya pocos artesanos de este tradicional oficio.




Lo cierto es que todas estas carreteras que discurren por el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias nos permiten disfrutar de un entorno impresionante sin ningún esfuerzo. No nos sorprende pues que esta zona sea una de en las que más avistamientos de osos se producen, a nosotros tampoco nos importaría vivir aquí...




Nos encantan los animales y en particular la fauna salvaje por lo que es fácil adivinar que uno de nuestros sueños es ver osos pardos en libertad. Aunque no contábamos con mucho tiempo y éste suele ser requisito imprescindible para tener éxito en el avistamiento de estos grandes mamíferos, decidimos acercarnos al mirador de Fonduveigas o Fondos de Vega, a pocos kilómetros de la localidad del mismo nombre. Es uno de los lugares de fácil acceso donde más osos se han visto en los últimos tiempos en Asturias, pero nosotros no tuvimos tanta suerte y tuvimos que conformarnos con los paneles informativos allí presentes sobre esta especie.



Seguimos nuestro recorrido pasando por Degaña y entramos en tierras leonesas, atravesando las comarcas de Laciana y Babia. De ésta última viene el dicho "estar en Babia" aunque el origen no está del todo claro. Se cree que puede venir de los pastores babianos que hacían la trashumancia a Extremadura con sus rebaños y que por la noches se quedaban ensimismados añorando su tierra hasta que otro pastor les gritaba: ¡Despierta que estás en Babia!

Sin embargo la más extendida se asocia a las frecuentes visitas para cazar de los Reyes de León que lo elegían para escapar de los problemas de la corte. Cuando sus súbditos preguntaban por ellos se les respondía evasivamente que el Rey estaba en Babia.




Justo antes de llegar al Puente de las Palomas, situado en el límite entre ambas comarcas, encontramos un área de descanso junto a la carretera donde aprovechamos para comer.


Este lugar, de primeras poco relevante, esconde un entorno espectacular presidido por las montañas calizas babianas con una profunda garganta excavada por el joven río Sil bajo el puente, que nace no muy lejos de allí.



Retomamos viaje y un poco más adelante, en Piedrafita de Babia, cogemos el desvío hacia el puerto de Somiedo para regresar a tierras asturianas. Lo que más nos llama la atención es la diferencia en el paisaje al pasar de la cara sur leonesa bastante más seca y con mucha menos vegetación a la norte asturiana mucho más verde.




Aunque esta zona tiene posibilidades infinitas de senderismo y otras actividades de naturaleza, merece la pena conocerla aunque sea en coche ya que los paisajes son increíbles. Además se pueden conocer algunos elementos culturales de la zona como son las brañas. Nosotros paramos en la Braña de La Peral, a 1.370 m de altitud.





En ella los vaqueiros de alzada vivían con sus familias, animales y enseres entre primavera y otoño para en invierno marchar a lugares más bajos de Belmonte.





Por su estructura compleja y algunas casas modernas se asemeja a un pueblo más que a una braña, aunque se conservan varias cabañas teitadas.


Además las vistas desde la Braña son espectaculares, tanto hacia la zona de la carretera que sube al puerto...



... como hacia el interior, destacando el valle del río Trabanco al final del cual se observa otra braña con varias cabañas, una pena no disponer de más tiempo para descubrirlo.



Nuestro siguiente destino es otro valle que teníamos muchas ganas de conocer, Valle del Lago, en particular la ruta desde esa localidad hasta el Lago del Valle. Sin embargo, de camino paramos en la oficina de turismo de Pola de Somiedo, capital del concejo, y al preguntar por la ruta nos dimos cuenta que era demasiado larga para la hora que era y decidimos dejarla para otra visita que seguro haremos a la zona.

Lo que sí hicimos fue subir hasta la población de Valle del Lago a dar un paseo aunque es muy pequeña y no hay demasiado que ver, a excepción del Embalse del Valle a su entrada. Si se quiere hacer la ruta hay que dejar el coche en el aparcamiento que hay al final del pueblo ya que la pista asfaltada que llega hasta Lago del valle es de uso agrícola y ganadero. En total son unos 12 km ida y vuelta y aproximadamente 300 metros de desnivel.


De allí pusimos rumbo al puerto de montaña de La Farrapona, donde pasaríamos la segunda noche y famoso entre los ciclistas por ser uno de los ascensos míticos de la Vuelta a España.

Subiendo el puerto, una vez pasado el pueblo de Saliencia, encontramos otra braña de teitos, la Braña La Campa, compuesta por 8 cabañas. En Somiedo las brañas están más desarrolladas que en otras zonas, con cercados para las tierras de labor, fuentes y abrevaderos.





Estas cabañas de planta rectangular se caracterizan por estar construidas a ras de suelo, con la cuadra abajo y el henil en el desván con el teito de escoba. Junto a la entrada hay un espacio donde descansa el brañeiro.


En ellas se guardaba el heno seco y se estabulaba durante la noche el ganado que lo consumía y que producía estiércol para los prados cercanos, siendo utilizadas principalmente en primavera y otoño.



Aunque el cielo estaba cubierto y el tiempo no acompañaba especialmente no nos defraudó nada esta zona y en conjunto el concejo de Somiedo con su mezcla de pastos, bosques y montañas con lagos que además en esta época del año adquieren esa mezcla de tonos ocres, verdes y amarillos que tanto nos encanta.



Una vez en el alto de la Farrapona, decidimos bajar unos metros hacia la vertiente leonesa y cuál fue nuestra sorpresa al encontrarnos con un rebeco comiendo tranquilamente no muy lejos de nosotros.


Finalmente volvimos a lo alto del puerto donde pasamos la noche en el aparcamiento que habíamos visto como furgoperfecto. Fue una noche tranquila y a la mañana siguiente el cielo amaneció algo más despejado, con nubes bajas en el fondo del valle pero que nos permitieron disfrutar de un bonito despertar. 




Aunque ese día era de regreso quisimos aprovechar el buen tiempo y que estábamos muy cerquita de los lagos de Saliencia para dar un paseo por allí y disfrutar de las vistas sobre el valle (track aquí).


El primer lago que encontramos es el Lago de la Cueva, que como el resto de los lagos de Saliencia (Cerveiriz, Calabazosa o Laguna de la Almagrera) es de origen glaciar.



Hasta él hay sólo 1,5 km, el camino está muy bien y es sencillo, sin demasiado desnivel, por lo que se trata de un paseo apto para toda la familia que nos puede llevar entre ida y vuelta alrededor de 1 hora.


Aunque se puede continuar hasta los otros lagos en una ruta muy agradable nosotros teníamos que ir volviendo y tuvimos que conformarnos sólo con este. Aún así con disfrutar un poco de esta zona del Parque Natural ya nos sentíamos satisfechos.



Una vez en la furgo iniciamos el camino de regreso aunque para evitar volver por donde habíamos venido bajamos hacia la vertiente leonesa. Sin embargo esta parte no está asfaltada hasta casi el pueblo de Torrestío y conviene ir despacio si se va con un coche normal. Regresamos a tierras astures por el Puerto de Ventana disfrutando de las vistas sobre el macizo de las Ubiñas.

Tras parar en San Martín de Teverga a comprar pan y quesos de la tierra, seguimos camino hasta nuestra siguiente parada que no podía ser otra que el área recreativa de Buyera, a escasos 800 metros del cercado osero que acoge a las archiconocidas hermanas Paca y Tola para quitarnos la espinita de ver osos.

Este es el punto de acceso más cercano aunque también se puede llegar hasta aquí desde Proaza, a 2 km del cercado, siguiendo la Senda del oso, vía verde de unos 30 km ideal para hacer en bici en familia o caminando. En Proaza se encuentra además la Casa del Oso en la antigua casa rectoral del pueblo con exposiciones sobre los osos, sala de audiovisuales y zona verde con juegos infantiles para los peques.

Las instalaciones de la Fundación Oso de Asturias constan de 2 cercados, el mayor, de más de 4 ha en el monte Fernanchín, fue inaugurado en 1996 para acoger a Paca y Tola, dos hembras de oso pardo cantábrico rescatadas de unos cazadores furtivos que tras matar a su madre se quedaron con ellas. No pudieron ser reintroducidas en el medio natural por estar habituadas a la presencia humana.



Hoy en día este espacio lo habita Molina, nacida en 2013 y que tras su rescate al despeñarse por una zona rocosa con 8 meses de edad fue imposible devolver al medio. Es fácil verla pasear cerca de la valla y en la zona donde le llevan la comida. Las hembras adultas rondan los 150 kg aunque pueden superarlos, mientras que los machos alcanzan fácilmente los 300 kg.


Aunque da pena verlos detrás de las rejas, su presencia aquí tiene un papel fundamental en la concienciación y educación de la sociedad y en especial de los niños que son el futuro para conservar esta especie emblemática de nuestra geografía que tanto ha sufrido por la acción del hombre. Además son ejemplares que en libertad ya no sobrevivirían porque no podrían adaptarse, tal y como se ha visto en varias ocasiones.



Justo enfrente, al otro lado de la senda, está el segundo cercado, dividido en 3 áreas y construido en 2008 para intentar la reproducción de Paca y Tola con un macho adulto. El elegido fue Furaco, llevado desde el Parque de la Naturaleza de Cabárceno y que ha convivido aquí con las osas hasta junio de este mismo año, momento en el que ha regresado a Cantabria ya con 20 años. Por desgracia el programa no funcionó y no se ha conseguido descendencia.



Tocaba poner rumbo a casa con únicamente una última parada, esta vez en la costa, la bonita villa marinera de Lastres.



Aparcamos junto a la Iglesia de Santa María de Sábada y fuimos bajando caminando por sus calles empedradas entre casas blancas con balcones de madera que se hicieron famosas en todo el país gracias a la serie "Doctor Mateo", emitida en Antena 3 entre 2009 y 2011.


Seguimos hasta la zona del puerto junto al cual hay una pequeña playa pero que no es la que salía a menudo en la serie. Ésta se encuentra a 1 km a las afueras del pueblo y es bastante más grande. 



Y con este agradable paseo terminamos nuestra breve pero intensa escapada por tierras astures, pensando ya en la siguiente pero deseando regresar pronto a este rincón del norte que es uno de nuestros favoritos.


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