viernes, 10 de julio de 2015

3 días en Roma en mayo 2015 - Día 3 (Parte II)


Tras reponer fuerzas en el "Il Pastarito" y disfrutar un poco de la sobremesa al fresco gracias al aire acondicionado, nos dirigimos hacia el Coliseo.





Para ello bordeamos la piazza Venezia, pasando de nuevo junto al momumento a Vittorio Emanuele II, que ademas de por su espectacularidad es visitado por albergar el Museo del Risorgimiento, sobre la unificación italiana.





A continuación atravesamos el Foro de Trajano junto al que habíamos pasado el día anterior. Se construyó entre el año 107 y el 112 d.C, siendo pues el último de los foros imperiales de Roma y es además el más grande de la ciudad.






Hoy en día sólo quedan en pie la Columna trajana y parte de los Mercados de Trajano que se pueden visitar. Aunque están situados en un lateral del Foro, el acceso a ellos se realiza a través del Museo de los Foros imperiales en la Vía IV de Noviembre. La entrada cuesta 14 € salvo el primer domingo de mes que es gratuita y su horario es de 9.30 a 19.30.



En los pisos inferiores se encontraban las oficinas y los graneros y es posible pasear entre los antiguos puestos del mercado, disfrutando de algunas de las estructuras mejor conservados del Foro, y de hecho vimos varias personas por allí.





Al fondo se encuentra el Foro de Augusto, que junto con el de César y el de Trajano conforman los Foros imperiales, construidos por diversos emperadores ante el aumento de la población de la ciudad a medida que aumentaba su poder.



Dejamos atrás el Foro de Trajano en dirección al Coliseo recorriendo la Vía dei Fori Imperiali, una amplia avenida construida por Mussolini en 1932 tras derribar barrios medievales y torres renacentistas para llevar a cabo desfiles militares. De camino se pasa junto a una Oficina de información turística y en los alrededores encontramos obras para la ampliación de la red de metro de la ciudad, que avanza muy lentamente por la enorme cantidad de restos que se van encontrando en las excavaciones.

Esta avenida acaba en la Piazza del Coliseo, donde éste nos recibe con su cara más imponente.


En los alrededores del Coliseo abundan los vendedores ambulantes de baterías para móviles y palo-selfies y las personas vestidas de romanos, con los que te puedes hacer una foto por un "módico" precio. También hay algún puesto ambulantes de bebida y snacks y junto a la entrada del metro hay una fuente con agua fresca.

En la zona que veíamos de frente se sitúa la entrada principal, donde encontramos una pequeña fila para pasar el control de seguridad. El precio de la entrada es de 12 € más 2 € de gastos de gestión si se compran por internet, como fue nuestro caso, siendo los primeros domingos de mes gratuito, e incluye el acceso al Coliseo, Foro Romano y Palatino durante dos días desde su primer uso. A esas horas no había mucha gente así que podíamos haberlas cogido allí, pero ante la duda preferimos llevarlas compradas, tanto estas como las de los Museos Vaticanos, y vista la cola que encontramos en estos últimos acertamos de pleno. Con la Roma pass también se pueden evitar las colas de compra de entradas ya que incluye el acceso tanto el Coliseo como el cercano Foro Romano. El horario es de 8:30 hasta la puesta de sol.

Las visitas guiadas supongo que sí convendrá llevarlas reservadas. Las visitas individuales (las que no son para grupos), que pueden reunir hasta 40 personas, tienen un precio de 5 € y se pueden hacer en varios idiomas, entre ellos español. Duran 45 minutos y se hacen 6 veces al día. Hay también servicio de audioguía previo pago o la posibilidad de realizar una visita más completa por 9 € que incluye el subsuelo del Coliseo y subir a las gradas del tercer nivel ("Colosseum, underground and third ring tours"). Estas últimas duran una hora y cuarto y se realizan en español 3 veces al día (más info aquí). Habíamos leído en algunos blogs que estaban bastante bien, pero nos parecía algo caro y preferimos verlo a nuestro ritmo, ya que creímos que no nos iba a compensar mucho.

Una vez pasado el control de seguridad accedimos al recinto con la propia entrada que nos habían mandado por e-mail y que llevábamos impresa. Lo rodeamos por dentro de la planta baja hasta llegar al extremo opuesto donde subimos al primer nivel para terminar la vuelta completa.



El Coliseo se mandó construir en el año 72 d.C. por el emperador Vespasiano para acoger los populares juegos de gladiadores y luchas con fieras. Se construyó sobre el lago artificial del emperador Nerón, de hecho su nombre oficial era Anfiteatro Flavio pero popularmente se le conocía como Colosseum por su proximidad al coloso de Nerón.



Se trata de una gran obra de ingeniería, no sólo por sus dimensiones sino porque estaba diseñado de tal forma que los hasta 55.000 espectadores que entraban podían vaciar el recinto en menos de 10 minutos gracias a los 80 arcos de entrada y salida existentes. Además podía cubrirse con una gran carpa de lona para proteger del sol a espectadores y luchadores.


Sin embargo lo más espectacular del lugar era lo que se llevaba a cabo en su interior: luchas a muerte entre gladiadores, fieras o fieras y gladiadores. Tras su inauguración en el año 80 d.C, en los primeros 100 días de juegos murieron unos 5.000 animales. A los gladiadores a menudo se les perdonaba la vida ya que su entrenamiento era muy costoso. Sin embargo, esclavos y fieras no tenían la misma suerte. Por increíble que parezca estos juegos no fueron prohibidos hasta el año 523 d.C.



En el centro del recinto vemos una zona de ladrillos que se corresponde con las salas y jaulas donde esperaban su turno gladiadores y animales, que accedían a superficie con una serie de trampillas. Este entramado está semi cubierto con una tarima de madera que representa la que antiguamente se cubría con arena y que era rastrillada tras cada espectáculo para limpiarla. Esa zona inferior es la que se puede recorrer con la visita guiada "Underground and third ring tour".





Los bloques de mármol que actuaban como asientos en las gradas sólo se conservan en unas pocas zonas. Dependiendo de quién organizara los juegos se distribuían los espectadores según un complicado sistema de clases sociales.



Desde la zona norte de primera planta se tienen vistas de los restos del Templo de Venus y Roma y la torre de la Basílica de Santa Francesca Romana.



Por ahí bajamos a la planta baja donde se veía gente asomarse al recinto central. Allí hay una especie de balcón que permite ver mejor las entrañas de este impresionante lugar.

Aprovechamos para hacer varias fotos y descansar un poco sentados en unos muros cercanos. Desde esa perspectiva la sensación de inmensidad es total y resulta difícil imaginar cómo se sentirían los gladiadores allí abajo con todas las gradas repletas de gente jaleándoles. 



El estado en el que se encuentra actualmente el Coliseo es debido al saqueo al que estuvo sometido durante siglos. La decoración tallada y los enormes sillares fueron arrancados para usarlos en la construcción de la basílica de San Pedro y en otros palacios renacentistas. Afortunadamente en el siglo XVII, la expoliación acabó tras consagrar el edificio como iglesia el Papa Benedicto XIV. Desde hace un siglo se llevan a cabo importantes tareas de reconstrucción para mantenerlo en pie.




Aun impresionados por la visita, salimos del Coliseo dirección al Foro Romano y al Palatino, recorriendo un trozo de la empedrada Vía Sacra. Por aquí llegamos a una zona de tornos donde con la misma entrada del Coliseo podemos acceder al recinto.








Lo siguiente que encontramos es el Arco de Tito, construido para celebrar el saqueo de Jerusalén en el año 70 d.C.



A la izquierda del Arco de Tito se accede al Monte Palatino, la primera zona habitada de Roma, ya que allí se supone fueron hallados los gemelos Rómulo y Remo en la cueva del Lupercal. 

Nosotros dimos una vuelta por la zona tranquilamente, recorriendo lo que antaño fueron palacios que alojaron a acaudalados romanos como Cicerón o Marco Antonio. Entre ellos destacan la Domus Flavia y la Domus Augustana, la primera utilizada como zona pública o de representación y la segunda como residencia privada del emperador. Entre las dos se encuentra el Museo Palatino, que contiene una amplia colección de artefactos encontrados durante las excavaciones en los alrededores y que se puede visitar con el mismo horario que el resto del recinto.





Pasamos también junto a la Casa di Livia, el edificio mejor conservado del foro donde aún se ven restos de algunos frescos.



Terminando el recorrido circular nos acercamos a los Jardines Farnese (Orte Farnesiani). En el Renacimiento el cardenal Alejandro Farnesio compró la colina para transformarla en un entramado de jardines que actualmente ocupan el centro de la colina.



Desde ellos se tienen también una de las mejores vistas del Foro, que abarca desde el Coliseo, hasta la Piazza del Campidoglio.





Tras disfrutar de las vistas un rato y hacer las fotos de rigor, bajamos de nuevo hacia el Arco de Tito para recorrer el Foro Romano. Esta zona fue durante más de mil años el centro político, religioso y cívico de Roma, con templos, comercios, tribunales y amplias avenidas.



Una de las primeras ruinas que encontramos son las de la Basílica de Majencio y Constantino, del año 303 d.C. A su lado se sitúa el Templo de Rómulo, de forma circular y que conserva las puertas de bronce originales del año 309 d.C.

Se puede acceder a su interior y maravillarse con varias esculturas, sus paredes restauradas o la impresionante cúpula.




Frente al Templo de Rómulo se encuentra la Casa de las Vírgenes Vestales, con una columnata de estatuas en el patio y un templo circular. Allí se mantenía encendida la llama sagrada de Roma.



Como ya era media tarde, pese a no haber sombra en todo el recinto se nos hizo llevadero. Lo que sí había era bastante gente, como en el resto de lugares turísticos principales de la ciudad, incluidos grupos de escolares de distintas edades.





Siguiendo por la vía Sacra que es la avenida principal, encontramos a mano derecha el Templo de Antonino y Faustina, convertido en iglesia en el siglo XII, con fachada barroca bastante bien conservada.



A continuación se encuentran los restos de la Basílica Aemilia, edificio del siglo II a.C. donde los mercaderes se reunían para realizar las operaciones comerciales. Por último, pegando ya con los límites del Foro se encuentra la Curia Giulia o Cámara del Senado, que podía acoger hasta 200 senadores. Aunque el primer edificio se construyó en el siglo VII a.C, fue reconstruido tras sufrir varios incendios, siendo la última reconstrucción la llevada a cabo por el emperador Diocleciano en el 283 aC. De aquí son las puertas de bronce que hay actualmente en la Basílica de San Giovanni in Laterano.

En la zona central, a continuación de la Casa de las Vestas, vemos los restos de tres columnas acanaladas del Templo de Cástor y Pólux  y a su lado un sencillo tejado metálico señala el lugar donde se trajo el cadáver del gran César tras su muerte, el Templo de César.



Al final de la vía Sacra encontramos en la zona central una explanada con bases de columnas que es lo que queda de la Basilica Giulia, sede de los tribunales donde se juzgaban los casos civiles.



Tras ella 8 columnas jónicas nos recuerdan lo que fue el Templo de Saturno, construido originalmente en el 498 a.C. para albergar el Tesoro público o Aerarium, y que se convirtió en el templo más venerado del Foro. 



En el blog Diario de viaje de Kiana habíamos leído que cerca del Templo de Saturno se encontraba el Miliarium Aureum o Jalón de oro, que representa el kilómetro 0 del Imperio Romano ya que desde él se medían las distancias de los caminos principales. Por desgracia se nos olvidó buscarlo y nos quedamos sin hacerle foto.

Al fondo del Foro a la derecha se alza imponente el Arco Triunfal de Septimio Severo, construido en el año 203 d.C. para celebrar la victoria sobre los partos. Aun conserva parte de sus relieves con escenas bélicas. Frente a él la tribuna de los Rostra desde donde se realizaban los discursos públicos. A su lado se yergue la Colonna di Foca.






Detrás del Arco a mano derecha se encuentra la salida/entrada del recinto. Al salir encontramos de frente la iglesia de San Lucas y Santa Martina.









A continuación del Foro Romano se localiza la colina Capitolina en la que está la Piazza del Campidoglio, diseñada por Miguel Angel durante el Renacimiento. En ella se sitúan los Museos Capitolinos, que albergan la colección pública de esculturas más antigua del mundo, y la Iglesia de Santa María in Aracoeli, del siglo XII, que recibe al visitante con una larga escalinata. El actual Palazzo Senatorio en el extremo sur de la plaza tiene como origen el Tabularium, construido en el 78 a.C., que hacía las veces de archivo y registro, albergando aún hoy los archivos de la ciudad y la oficina del alcalde.

Nosotros notábamos el cansancio acumulado de no parar durante más de dos días y tras abandonar el Foro decidimos ir volviendo hacia el apartamento, parando de camino en alguna tienda a comprar recuerdos para la familia.

Tras descansar un rato salimos a cenar por los alrededores. Son varios los restaurantes que hay por la zona, cerca de Termini, y en la mayoría hay camareros fuera intentando captarte para entrar al suyo. Realmente ni a ellos ni a los vendedores de palo-selfie los íbamos a echar de menos...

Finalmente cenamos en el restaurante - pizzería "Est Est Est", había sitio dentro y se estaba bien de temperatura, ya que muchos de los sitios eran en terrazas en la acera y hacía bastante calor. La cena no estuvo mal aunque no fue nada del otro mundo y pagamos 52 € por los cuatro. Para bajar la cena dimos un pequeño paseo por los alrededores y no sentamos a tomar algo en una cafetería, para poder probar antes de irnos los famosos cafés romanos, aunque nos pusieron otro distinto al que habíamos pedido y al final resultó un poco chasco.

Nos fuimos a dormir cansados aunque contentos por todo lo que al final habíamos visto. Ya solo nos quedaban unas pocas horas en Roma antes de coger a mediodía los vuelos de regreso a España.



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